Me está pasando que cada vez más me doy cuenta que las personas que conozco en general, y especialmente las que llegan a mí como coachees, aparecen en mi camino para mostrarme algo de mí misma. ¿Paradójico? En absoluto. Sincronía.
Se me viene a la mente las mil veces que he leído o escuchado que nosotros creamos nuestra realidad, que el mundo es un reflejo de quien somos, que lo externo es una proyección de lo interno, que todos somos uno, que todo comienza y termina en ti (¡en mi!).
Y empieza a tener sentido.
Estoy empezando a ver el Coaching como una maravillosa oportunidad para, a través del otro, recibir este regalo: la oportunidad de observarme a mí misma, aprender de mí, ver lo mío que no veía o más bien ver lo mío que no quería ver hasta ahora, y poder sanar aspectos dolorosos.
PD: por estos días, recibí por enésima vez (¡aunque no lo recordaba!), la meditación Hoponopono, y me ha servido harto para la actitud interna que quiero tener en estos momento. Si alguien la quiere se la envío.
martes, mayo 26, 2009
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